Las corrientes oceánicas son, para el tiempo y el clima, tan importantes como los vientos que soplan en la superficie. Son las encargadas de distribuir la energía del océano y se organizan según sutemperatura y salinidad, que condiciona su densidad. Una muestra de la enorme (no apreciable a simple vista) influencia que ejercen las corrientes marinas sobre los climas locales la tenemos enEuropa. Aunque mejor que mirar a Europa, tenemos que mirar al océano que baña Europa.
El Atlántico y más concretamente el Atlántico norte, es una zona de vital importancia para entender este fenómeno. Es cerca de Islandia donde la enorme cinta transportadora – The Conveyor Belt – libera el calor que, en forma de corriente superficial, trae desde latitudes más cálidas. Al liberar el calor y gracias a los vientos del oeste, el clima de Europa se convierte en uno mucho más cálido en comparación con otros puntos situados en latitudes similares. Comparemos, por ejemplo, el clima enLisboa y Nueva York, o el que tenemos en Londres o Halifax (Nueva Escocia, Canadá) Una cosa es clara, los inviernos son mucho más severos en la costa este de Canadá y EE.UU. de lo que lo son en el oeste de Europa. ¿Quién tiene la culpa? La responsable es la corriente del Golfo.
La corriente del Golfo recibe su nombre del lugar en el que se origina, el Golfo de México. Desde allí trae aguas cálidas (o al menos relativamente más cálidas) hasta la costa occidental de Europa. Una vez aquí y tras liberar el calor, se hunde. Se hunde porque pierde calor, lo que la vuelve más fría (más densa) y porque pierde humedad, lo que la vuelve más salada (más densa) Tras este hundimiento inicia de nuevo el viaje hasta la Antártida, donde volverá a emerger. Ver también Clima y las Corrientes
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